Y aunque no es Premio Darwin propiamente dicho (no cumple el requisito fundamental de haber muerto) se merece estar en la lista por lo subnormal que ha llegado a ser. El tema es que el tal Angel Atanasov (búlgaro, porque de Cádiz no es el apellido) estaba aburrido un día y decidió meterse unas cuantas drogas psicotrópicas. Con todo el subidón, ¿no estaría de puta madre cortarme la picha? Así que después de tener un pensamiento tan profundo, pasó a realizarlo. Mientras estaba cortando una rodajita de su fuet, entró su padre para ver que estaba pasando, ya que seguramente gritaría al cortársela, que una cosa es tener una idea cojonuda, y otra muy distinta que no vaya a doler. El caso es que su padre intentó detener la carnicería, pero perdió un trozo de oreja en el forcejeo.
Salió de casa en pelotillas y cubierto de sangre (parece ser que cuando te cortas el pene, sale sangre, así que si queréis hacerlo, tened a mano un trapito o un poco de algodón), robó un coche, y mientras iba por ahí cual Fernando Alonso, a parte de saltarse un semáforo en rojo, tuvo un accidente con una motocicleta.

A estas alturas ya tenía varios agentes de la policía detrás de él, y al verse rodeado, no se le ocurrió otra brillante idea que subirse a una torre de alta tensión. Y claro, esas torres tienen una manía increíble de electrocutar a la peña.
Así que el nuestro amigo Angel se encuentra ahora mismo en cuidados intensivos, custodiado por la policía. Y aunque está vivo, los médicos temen por su vida. Si es que las drogas es lo que tiene.
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